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Yelle en México

  • Francisco Espejel @pnacho
  • 4 ago 2015
  • 2 Min. de lectura

Parece que fue ayer cuando los coloridos tenis Dunk estaban en pleno apogeo y el tecktonik era el baile que estaba de moda entre los jóvenes de aquella generación. Todo esto encabezado por una francesa de nombre Julie Budet que era parte de un proyecto cuyo nombre fusionaba la palabra Yeah y la palabra francesa Elle.

Yelle se presentó por tercera ocasión en la ciudad de México llenando casi a tope el Lunario del Auditorio Nacional donde los asistentes que hace 7 años se vestían con colores llamativos ahora optaban colores más discretos pero tenían el mismo entusiasmo de aquella primera vez.

El concierto inicio con un performance por parte de los dos bateristas que acompañan a Julie en el escenario, perfectamente sincronizados mientras sonaban los primeros beats de Unillusion de su segundo disco Safari Disco Club.

Entre gritos y aplausos emergió de entre la oscuridad al fondo del escenario la figura de Julie con una enorme sonrisa que dejaba notar la emoción de ver el recinto tan lleno y sobre todo la reacción tan efusiva de los asistentes con la que fue recibida. La noche transcurrió con una excelente selección de hits de sus tres álbumes de estudio, incluyendo en mayor parte canciones del Complètement Fou que era el motivo que la hizo regresar a México.

Entre luces sincronizadas con los movimientos casi robóticos de los bateristas, Yelle intentando hablar español invitó a todos a mover la cadera mientras interpretaba Ba$$in lo cual provocó algunos chiflidos entre el público. También sonaron canciones como Je Veux Te Voir, Á cause des Garçons, Safari Disco Club para cerrar con la enérgica Complètement Fou. Se notaba la emoción de la banda por la respuesta del público cuando al final del concierto se despidieron y agradecieron por mas de 5 minutos antes de dejar el escenario, lo que denota la sencillez de los integrantes.

Sin duda fue un gran concierto que nos hizo salir amando un poco más a los oroginarios de Saint-Brieuc, Francia.

Fotografía: Michael Nivio.


 
 
 

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